Día 168
Bienvenidos a la Argentina: el país de los niños muertos. El cementerio de los juguetes rotos. El sótano de las muñecas y los triciclos extraviados. El lugar de los sueños abandonados. Un mundo hecho de tiza para la rayuela y azúcar para el corazón que poco a poco perdió su color. Los superheroes fueron desterrados y los libros de finales felices se guardaron bajo candado. Aquí se arrebataron a los que no pudieron defenderse, y a los que nadie los pudo defender a tiempo. Y las canciones de cuna o de carrusel resultan ser perjudiciales. Bienvenidos a la nación dónde la justicia canta "ciega, sorda y muda" de Shakira, mientras las plazas se parecen cada día más a los desiertos del Sahara. Es aquí el país de la inocencia olvidada. Los ajustes de cuenta se negocian con los niños de por medio. Y las estrellas hacen luto en los de pérdidas. Antes no era así. Antes las puertas de las casas estaban abiertas de par en par y los pequeños jugaban a la mancha o a las escondidas hasta que sus papás los llamaran para la cena. Y por más dolor que sea, todos estamos preparados para la muerte de alguien que vivió más de setenta años, pero ¿de un niño? De un niño nadie esta listo ni dispuesto para afrontar su partida. Que triste, que irónico, que cierto. Hace unos meses era por Candela. Hoy es por Tomas, que tan sólo tenía 9 años. Hoy un ángel volvió al cielo y los que seguimos acá, nos quedamos con la esperanza de algún día reencontrarlo allá arriba.