Día 192

Callados, enfrentados como en un juego de ajedrez nos medimos, y al más estúpido movimiento nos criticamos. Porque para mi vos haces todo mal, y porque para ti yo hago todo mal y porque nos hemos fallado mutuamente y partiendo de ese hecho en adelante, sabemos que nada se puede arreglar. Aunque errar sea humano y perdonar sea divino, para nosotros un error puede ser un gran error y no existe la marcha atrás. Seguimos, y seguiremos, siendo unos pobres ilusos por creer que las peleas se arreglan a los besos en la alcoba en vez de intentar usar las palabras adecuadas como "perdón" y "esta vez la culpa la tengo yo". Y nos ahogamos en nuestros resentimientos y en nuestras ganas de querer un abrazo mas, pero el orgullo nos gana por partida doble, y todo lo lindo que puede ser un cuento de hadas, termina siendo una broma de mal gusto o incluso un mal sueño que cada vez nos distancia más y más.

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