Día 340

Todo regreso a su lugar, como siempre fue o como nunca debió dejar de ser. Todas las piezas encajan en el tablero, el caos ya no es otra cosa que una palabra olvidada, el desorden y el alboroto desapareció como por arte de magia. Fueron demasiados días comiéndome la cabeza con pensamientos absurdos e innecesarios, en fin, pensando mal porque sí. Adiós a las preocupaciones, a los malos presentimientos, a las noches en vela por pensar en qué pasará mañana y qué se supone que haré mañana sin vos. Por suerte los malos tragos se diluyen enseguida.

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