Día 47
Era un día más para una persona normal, y como todos los días de su vida, salió a caminar por la calle. Vivía sólo y estaba bien así, con su monótona vida, la cual arrastraba hace ya veinte años desde que su amada esposa había muerto. El sabía que ahora estaba mejor y eso lo consolaba, y en su memoria, fue a sentarse en el banco de la plaza, dónde se habían conocido la primera vez. Muchas cosas cambiaron desde entonces pensaba el buen hombre. La gente no era la misma, los árboles no eran los mismos, ni siquiera ese banco era igual. Sólo su recuerdo era el mismo, el mismo de cada año. Sin embargo decidió hacer algo diferente esta vez. Algo por lo que de cierta forma lo pudieran recordar aún cuando ya no estuviera presente. Se dirigió lo más rápido que pudo a la empresa del periódico y le pidió a uno de los encargados que colocaran un anuncio por día, 14 en total. Sintiéndose divertido por la situación el encargado le prometió que lo haría. Así, esta persona de los más normal, regreso a su casa para continuar con su día. A la mañana siguiente se levanto bien temprano para ir a comprar el primer diario de un puestito cercano. Todavía sentía el calor de la pronta impresión; y ahí estaba su anuncio en primera plana: "Prepárese que faltan 13 días para celebrar el amor y tiene que pensar con que se va vestir para la ocasión". Mientras regresaba a su casita de la plena avenida, podía oír que los otros peatones se preguntaban quién había puesto ese anuncio en el diario del día, a qué se refería con el, qué iba a pasar en 13 días. El autor fue muy inteligente ya que no dio nombres de autor, ni motivos, ni siquiera una imagen o foto había; y esto era lo que más llamaba la atención. Con el correr de los días, el periódico salia como siempre y junto con el "anuncio sorpresa", así lo habían denominado los lectores. Impacientes por saber que pasaría en 11, 8, 6 días, llamaban al periódico para tener más información, si era una broma, si estaba a punto de ocurrir algo para alarmarse, pero nunca obtenían más información que "alguien anónimo los escribía". Cuando llego el día 3, el anuncio dejaba otro consejo más: "Piense en la persona que más ama, su compañia de la vida, y piense como le puede demostrar su amor". El antepenúltimo día, el anuncio traía un nuevo consejo: "Llame al amor de su vida y dígale que se prepare porque pronto tendrán un día especial". Ahora si que todo el mundo estaba más intrigado que nunca. La prensa estaba muy agradecida con el buen hombre que logró levantar las ventas y los lectores aguardaban los últimos anuncios. El anteúltimo el anuncio sitaba así: "Este es el último consejo: Prepare un bonito obsequio y una carta de puño y letra, que mañana será el gran día". La persona que escribía los anuncios para el periódico, se asombraba de lo alegre que andaba la gente. El fingiendo ser uno más del montón, se acercaba a las florerías para ver como desbordaban de gente. Las confiterías habían vendido ultimamente muchas cajas de chocolates y bombones de todas las variedades y sabores. Y las tiendas de obsequios eran muy requeridas por sus osos de peluches. Al día siguiente, en todos los puestos de diarios se agotaron los suplementos. Todos compraron sus diarios para leer el último anuncio: "Celebre este día del amor. De gracias de compartir su corazón y su vida con la persona que más ama y que lo ama a usted. Digale cuanto quiere a la otra persona. Y si está sólo, declárese ante ella o el. Que el mundo sepa que todavía existe el amor porque hoy es el día de los enamorados". A partir de ese 14 de febrero, el amor se celebro cada año, con pequeños y grandes gestos. Y el buen hombre, ese 14 de febrero compró el ramo más grande y bonito, y se dirijió al banco del parque de sus recuerdos. Largo rato estuvo allí sentado, como esperando a alguien, pero el sabía que ese alguien había llegado hace mucho tiempo a su vida.