Todos los días, al menos, un niño es abortado por sus padres que lo consideran indeseado, dos mueren por desnutrición, tres son abandonados en un orfanato, cuatro entran en el mundo de las adicciones, cinco tienen que ir a trabajar en vez de ir a la escuela, seis empiezan a usar un arma, siete son maltratados física y psicológicamente, ocho están postrados a una cama porque su tratamiento no llega, nueve viven en la calle porque el estado no los ayuda, y diez se enfrentan a un mundo que no los comprende y los ignora.
Y después nos quejamos porque no tenemos las mejores zapatillas o porque tenemos que ir a estudiar para ser alguien en la vida y que nuestros padres se sientan orgullosos por eso.
E l problema no es que un clavo saque otro clavo, el problema es quedarse clavado a primera vista de un desconocido que a la larga intercambias sus defectos por un místico enamoramiento. Y a la par de como corre el tiempo, todos los días, a la misma hora del día, corre un cosquilleo por tu estómago que no entiendes el porqué hasta que lo ves. Es sacarse chispas en una cómplice mirada creyendo que todas las piezas encajan en su lugar y sentir que el mundo se confabulo de alguna manera para que las cosas sucedieran así. Es un arma letal, no te pregunta si quieres, no te advierte cuándo, no busca tu consensuó, simplemente acciona en la inoportunidad. No te lleva a ninguna parte, no te deja señales en el camino, solamente se presente espontáneamente y te observa desde el espejo retrovisor de un colectivo, esperando que halla un feedback de tu parte. Es un perfecto desastre.