Día 116
Él estaba ahí, tumbado sobre el suelo frío junto a mi, y por primera vez. En silencio, cada uno estaba sumido en sus propios mundos. Y se me ocurrió preguntarle en que estaba pensando, pero me abstuve, no tenía sentido arruinarlo todo. Lo único que se percibía en ese instante era la química que iba creciendo entre ambos, todo era tan extraño. Y el rose de su mano contra la mía provocó una descarga casi eléctrica sobre mi cuerpo y confirmó lo que estaba ocurriendo. De pronto mi corazón dio un brinco tan fuerte que no pude ocultar mi nerviosismo. Temía que sus ojos se concentraran en los mios y no pudiera emitir alguna palabra como si el ratón se hubiera comido mi lengua. Él lo noto o eso creí intuir, así que siguió mirando al vació del cielo que ni una nube lo opacaba. Celeste profundo era, tan típico en esos días de invierno. E intentó retirar su mano apenas dos centímetros pero no quise que se alejara, así que de ahora en más todo dependía de mi. Todo estaba en mis manos. En un movimiento medio torpe debido a mi falta de experiencia, yo también acerque la palma de mi mano sobre la suya, y nuestros dedos se enlazaron en una forma casi robótica, como esas enredaderas que lo toman todo a su paso. Ambos sabíamos que no teníamos mucho para decir y en ese momento, las palabras eran lo último que hacían falta, creo que hasta podrían destruir esa increíble conexión que empezaba a crecer entre ambos. La magia estaba ahí, y poco a poco nos iba llevando con ella. Puedo asegurar que jamás había sentido algo tan igual. Y de pronto, un rayo de luz lo iluminó todo a su paso, y él ya no estaba y sabía que algo andaba mal. Entré en pánico al verme completamente sola hasta que alguien me tomó por el hombro y creí que él había vuelto. Bendita luz solar que nos recuerda que seguimos vivos, y todo lo increíble que podemos vivir sólo lo hallamos por las noches pasando el quinto sueño de las tres de la madrugada. Y ahí estaba mi mamá, dándome la bienvenida a un nuevo día de vida y recordándome que a veces es mejor la fantasía que la propia realidad. Por lo menos en ella no existe lo imposible, sólo es cuestión de tener grandes deseos y una amplia imaginación.
Me acabo de dar cuenta que este es Mi texto Nº cien ya pasado..., así que les agradezco a ustedes porque me leyeron todo este tiempo y siempre me dicen que quieren seguir haciendolo. Gracias y espero escribir muchos textos más para este Blog.
Me acabo de dar cuenta que este es Mi texto Nº cien ya pasado..., así que les agradezco a ustedes porque me leyeron todo este tiempo y siempre me dicen que quieren seguir haciendolo. Gracias y espero escribir muchos textos más para este Blog.