Día 127
Yo no regalo mi corazón al primero que pasa, pero cuando alguien me interesa aunque sea inconscientemente, lo quiero y soy muy insistente hasta que lo tengo. Por eso evito mirar para enamorarme. Y por eso, ahora es tu culpa. Yo no necesito ilusiones sino deseos que se vuelvan realidad. Cuando las cosas andan bien, o creo que andan bien algo tiene que pasar, y todo el mundo coincide o se complota para que las cosas sucedan. Para mi mala suerte apareciste en el momento menos indicado, realmente iba a estar perfectamente bien si no te conocía, pero no lo pudimos evitar ninguno de los dos. Así son las vueltas de la vida. Ahí, en el mismo colectivo y bajando en la misma estación, caminando detrás mio como imitando mis pasos o siguiendo mi camino, mostrando una sonrisa de confianza o intentando deslumbrar con algún tipo de encanto que aún desconozco, confundirme cada vez que tu mirada choca con la mía y se quedan paralizadas. Te culpo porque no quería tener nada tuyo, ni siquiera tu recuerdo en mi mente. Lo peor es que yo me hago la cabeza enseguida y lo más probable es que sea una alucinación más de las mías, sólo mía.