Día 132

El amor es la contradicción más grande del mundo. Es sentirse atado y a la vez en libertad. Es llevarte a lo más alto del cielo y morder el polvo en cuestión de segundos. Es hacer todo por amor y con amor. Es una bendición y la personificación de un castigo. Es sacrificio. Es dolor. Es darlo todo te guste o no, lo quieras o no. Es amar incondicionalmente, y cumplir a raja tabla la ley de la fidelidad. Es pasar noches de insomnio Es un estado bipolar que queres reír y llorar, al mismo tiempo. Es dejar de lado el egocentrismo. Es un libro lleno de historias sin finales, con puntos suspensivos y muchos continuará. Es lo contrario a lo eterno pero puede vivir en uno mucho más de lo que se espera. Es hacer todo eso que uno mismo se dice que nunca va hacer, ni siquiera por amor. Es perder el tiempo con algo intangible, sin explicación ni razonamiento. Es dar la palabra y cumplir cualquier promesa. Es correr riesgos y caminar a ciegas. Es tranformar a las personas desde a dentro hacia fuera. Es la confianza absoluta, que se gana de mil maneras y se pierde con una sola. Es sentirlo porque sí. Es encontrarle el placer cuando se va en contra de la corriente. Es entrar en la demencia como si fuera un laberinto sin salida, y ahí te quedas. Es sinónimo de lo imposible y antónimo de lo posible, porque te enamoras de quien no quieres y dejas de amar a quien debes. Es pura incógnita sin respuesta. Es elegir entre tu felicidad y la suya, sin saber que su felicidad es la tuya. Es mágia divina. Es vivirlo hoy, sentirlo hoy, tenerlo hoy, porque el mañana no existe en el calendario del amor. Es el enemigo número uno de la soledad, y con la diversión tampoco hay buena química. Es sufrirlo absolutamente todo. Es vivir en una continua burbuja de felicidad que cuando explota preferirías estar muerto. Es lealtad. Es entender a la fuerza que tarde o temprano todo llega, y que la única regla válida es no apurar las cosas. Es una ecuación sin solución en la que sólo actuan dos factores, el vos y el yo. Es un juego para jugar con seriedad y el que lo hace mal, termina mal, y el que lo hace de corazón, a la larga también debe pagar. Es uno de los sentimientos más solicitados en el mercado actual, y a pesar de tener los precios más elevados todos se arriesgan a compralo al menos una vez, porque te beneficia al principio aunque nadie te avise que al final te lleva a la ruina. Pero también es hacer borrón y cuenta nueva, y volver a comprarlo como si fuera la primera vez, olvidando las experiencias del pasado y desear de corazón volver a empezar.

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