Día 136

La pregunta que rodea no sólo mi existencia, sino la de un país entero, es: ¿Porqué exister tanta maldad?. Era una nena... Una nena de once años nada más, con una vida por delante, con deseos por cumplir, y sueños para hacerlos realidad. No encuentro respuestas ni entendimiento para comprender porque hay personas que hacen lo que hacen. ¿Cómo pueden dormir con esa conciencia? Dudo incluso que la tengan. Lo que se hizo, y lo que se debe estar haciendo en este momento y nadie lo puede saber, no tiene justificación alguna. Aprovecharse de un menor, torturarlo, matarlo. ¿A dónde fuimos a parar?. Es la historia que nos toca conta hoy nuevamente, y con el mismo dolor de siempre. Hasta cuándo será es lo que nunca sabremos, al igual que si realmente tiene una utilidad la palabra justicia. Yo no quiero un país así, yo no quiero vivir en un mundo así. No quiero tener miedo de salir a la calle sean las tres o las seis de la tarde. Quiero mi libertad, esa que aparecen mencionadas en las leyes de la vida, de los gobiernos, y en el mundo entero ¿Sinó para que fueron inventadas?. No hay justicia que me proteja, ni a mi ni a mi familia y como estan las cosas, no tiene sentido querer formar una familia, si el día de mañana te matan un hijo o una sobrina, o un amigo o una abuela. En el único que puedo confiar es en Dios, porque sé que tarde o temprano, sólo el puede hacer justicia por todos. Tengo miedo de mi propia vida porque ya no me siento dueña de ella. Señores, la inseguridad no es una sensación. Es la realidad, que tenemos que vivir en carne propia todos los días. Ya no alcanza con cuidarnos las espaldas, porque viene alguien de frente y te mata. No podemos ni ir a la esquina a comprar, ni salir a estudiar o trabajar a las seis de la mañana, porque el miedo nos invade al pensar de alguien nos puede estar asechando a la vuelta de nuestras casas. Cuando me enteré sobre el triste final de esa chiquita, mi corazón se me heló, y sentí una profunda tristeza. Y no la conocía, pero a fin de cuentas, todos sentimos que algo nos habían quitado del alma. Yo amo mi país, pero las cosas no pueden seguir así, ni se puede esperar a que halla una nueva víctima para llenar las portadas de los diarios y las revistas. Quiero un cambio, y que esto que pasó no sea una historia más, sino que sirva de algo y no nos deje olvidar. Es una deuda pendiente que se viene acarreande por años, y como nadie hace algo, seguimos presos de este concepto de inseguridad que vemos cada día.

Que Dios le de paz a su familia.
Y que se haga Justicia por Candela.

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