Día 227

¿Se acuerdan que les pregunte por un nuevo título para este Blog? Bueno, evidentemente no lo voy a cambiar. Por tres razones: la primera, es que no me ayudaron mucho con la sugerencia de nombres (y entiendo porqué, pero la idea era que me abrieran un poco más la mente), lo segundo, este Blog nació y crecio con ese nombre, y por ende, morirá (el día que tenga que morir) con el mismo, y lo último, es que ya aparece en el gugul con solo escribir t-u-m-e (o sea, sin escribir toda la palabra). Así qué ¿Qué más puedo pedir? Otra cosa, estuve releyendo entradas viejas (de hace más de un año) y pensaba... ¡Qué patética era en ese entonces, en qué se supone que estaba pensando! Realmente necesitaba un psicólogo. No las borro sólo por el hecho de que son cosas que alguna vez pensé, sentí, o quise decir, pero realmente, estaba un poquito loca por no decir trastornada. A parte, esta bueno ver la evolución, y por los mil pensamientos que fui trascendiendo. Y digo evolución porque se supone que uno crece para arriba, se supera, aunque soy de doblarme los tobillos fácilmente. Últimamente, por ejemplo, tengo una gran necesidad de escribir, capaz que todo lo que no plasme cuando debía o cuando tenía mucho más tiempo libre, o incluso, cuando no podía por la falta de tiempo. Pero ustedes ya saben que la mayoría de las cosas que publico son... Cosas del momento, inventos, delirios, grandes inspiraciones. Mi vida real esta muy lejos de los lindos o tristes finales que pueden leer acá. Pero a mi me gusta pensar que soy como Hilary Duff en The perfect man, para ella toda ciudad que iba a vivir, era perfecta para escribir algo nuevo en su blog de viaje. Yo, a su diferencia, no me mude nunca, pero si algún día debo partir a otros rincones del planeta, prometo llevarme mi Blog bajo el brazo, y hacer lo que mejor me sale (por ahora): escribir.

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