Día 232
En mi vida viajo mucho en colectivo y me encanta mirar y/o escuchar a otros, no de chusma, pero todos caemos en esa tentación de parar un poco la oreja. Y si de situaciones cotidianas se tratan mejor, es inevitable prestarle algo de atención:
La histérica del celular: ...¿Pero cuándo van arreglar el servicio? Siempre es lo mismo. Al final estoy pagando un montón para nada. ¡Me voy a pasar de compañía!...
La chusma: ...No sabes que mal que le quedaba el vestido, parecía que se vistió con los manteles del salón.
La amiga de la chusma: Pobre... ¿Pero vos no la ayudaste a elegirlo?
La chusma: ¡No! Esa no se deja ayudar y yo ya ni me gasto en intentarlo...
El que le saca charla a cualquiera: ...Parece que se va largar nomás. El del noticiero dijo que iba a estar feo toda la semana. ¿Usted que dice?...
El trabajador 1: ...¿Me rompo el lomo para qué? No puede ser che. ¿A vos te parece que me retrasen la fecha de pago?
El trabajador 2: Por lo menos a vos todavía no te dijeron nada de los francos.
El trabajador 1: Eso ya sería el colmo. Ni loco me hacen trabajar un franco porque otro perejil falta. Ahí sí que voy y les rompo todo...
El perdido: ...¿Va hasta la Estación Mitre? ¿No? ¿Ni cerca de ahí? ¿Y no sabe de otro que me lleve?...
El impuntual: ...Ya estoy llegando, estoy a siete cuadras. Esperame que en cinco llego... (En realidad le faltaban como 30 cuadras)
La best friend 1: ...¿Y qué paso? ¿Qué te dijo?
La best friend 2: Nada, o sea, no hablamos, pero cuando me lo cruce en el boliche me guiño un ojo.
La best friend 1: ¡Me muero! Se nota que tiene onda con vos.
La best friend 2: ¿Vos decís?
La best friend 1: ¡Obvio que si! Yo que vos le mandaría un mensaje.
La best friend 2: Me da cosa, no se. ¡Hay! ¿Qué hago?...
Y así hay muchos más ejemplos. Pero los que más gracia me causa son las conversaciones que mantienen los chóferes entre semáforo y semáforo.
Uno: Che mira que todavía tenemos que tomar el café con leche.
El otro: Pero tenemos que esperar "al Negro".
Uno: ¡Uh! Pero todavía no llego ni a General Paz.
El otro: Bueno, vemos. ¿Querés que ahora valla primero?
Uno: ¡Dale! Que acá ya no me entra nadie.
El otro: Oka. Nos vemos en la terminal.
Uno: Anda comprando las medialunas. Ja ja.
En fin. Los viajes siempre tienen buenas anécdotas para contar, sólo es cuestión de observar un poco más. Incluso, los días malos se pueden mejor con una sonrisa que te saca un desconocido.
La histérica del celular: ...¿Pero cuándo van arreglar el servicio? Siempre es lo mismo. Al final estoy pagando un montón para nada. ¡Me voy a pasar de compañía!...
La chusma: ...No sabes que mal que le quedaba el vestido, parecía que se vistió con los manteles del salón.
La amiga de la chusma: Pobre... ¿Pero vos no la ayudaste a elegirlo?
La chusma: ¡No! Esa no se deja ayudar y yo ya ni me gasto en intentarlo...
El que le saca charla a cualquiera: ...Parece que se va largar nomás. El del noticiero dijo que iba a estar feo toda la semana. ¿Usted que dice?...
El trabajador 1: ...¿Me rompo el lomo para qué? No puede ser che. ¿A vos te parece que me retrasen la fecha de pago?
El trabajador 2: Por lo menos a vos todavía no te dijeron nada de los francos.
El trabajador 1: Eso ya sería el colmo. Ni loco me hacen trabajar un franco porque otro perejil falta. Ahí sí que voy y les rompo todo...
El perdido: ...¿Va hasta la Estación Mitre? ¿No? ¿Ni cerca de ahí? ¿Y no sabe de otro que me lleve?...
El impuntual: ...Ya estoy llegando, estoy a siete cuadras. Esperame que en cinco llego... (En realidad le faltaban como 30 cuadras)
La best friend 1: ...¿Y qué paso? ¿Qué te dijo?
La best friend 2: Nada, o sea, no hablamos, pero cuando me lo cruce en el boliche me guiño un ojo.
La best friend 1: ¡Me muero! Se nota que tiene onda con vos.
La best friend 2: ¿Vos decís?
La best friend 1: ¡Obvio que si! Yo que vos le mandaría un mensaje.
La best friend 2: Me da cosa, no se. ¡Hay! ¿Qué hago?...
Y así hay muchos más ejemplos. Pero los que más gracia me causa son las conversaciones que mantienen los chóferes entre semáforo y semáforo.
Uno: Che mira que todavía tenemos que tomar el café con leche.
El otro: Pero tenemos que esperar "al Negro".
Uno: ¡Uh! Pero todavía no llego ni a General Paz.
El otro: Bueno, vemos. ¿Querés que ahora valla primero?
Uno: ¡Dale! Que acá ya no me entra nadie.
El otro: Oka. Nos vemos en la terminal.
Uno: Anda comprando las medialunas. Ja ja.
En fin. Los viajes siempre tienen buenas anécdotas para contar, sólo es cuestión de observar un poco más. Incluso, los días malos se pueden mejor con una sonrisa que te saca un desconocido.
