Día 278

A mi primer amor.

Y como quien no quiere la cosa, nos volvemos a encontrar entre tantas miradas distraídas, perdidas, y olvidadas en la plena soledad. Y como quien no quiere la cosa, ambos disimulamos nuestro propio asombro por volvernos a encontrar. Y como quien no quiere la cosa, la telepatía empieza a funcionar, el pulso se acelera, el corazón se paraliza una vez más. Y como quien no quiere la cosa, maldigo que todo esto halla sido otro sueño más, que nuestras vidas nunca puedan volver a transiten por el mismo camino, y que vos estés ahí mirándome en silencio con la misma pregunta sobre el paladar: ¿Qué haces ahí si deberías estas acá? Y yo con la misma respuesta cruda: Ni yo sé que hago acá. Tal vez estoy esperando que vos me vengas a rescatar...

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