Día 299

Es evidente que después de haberlo escuchado por enésima vez tengo un trauma con ese nombre. Me persigue a dónde sea que voy, se cruza en mi destino, se mete en mi alma y retuerce mi corazón hasta que caigo a sus pies. Cada uno de ellos, son distintos, con distintas historias, en distintos contextos, y aparecen en forma esporádica en mi propia vida, pero todos tienen un encanto que no puedo negar. Es su estúpido nombre, tan común y corriente como la marea, pero no puedo evitar sentirme atraída y si encima viene combinado con un segundo nombre el efecto es peor todavía. Hace una semana conocí al último de mi lista y me perdí por completo en su no sé qué, y ahora estoy escribiendo esta incomprensible y absurda historia por su culpa. Lo odio, pero me gusta de una manera irreversible. No hay vuelta atrás. Sigo insistiendo, no tiene nada de especial, pero claramente tengo un karma con su nombre.

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