Día 307
Otra vez esas mariposas dando vuelta en mi. Van y vienen como si nada, suben a la cabeza y bajan al estómago una y mil veces. Me pregunto quién de los tres tienen la culpa, si ellas, si él o yo, o todos. Lo miro tantas veces como me sea posible y él no se queda atrás, parece que le gusta el juego de sostenerme la mirada tanto como a mi. Definitivamente tengo un karma con su nombre y juro que lo espero ansiosa, y cuando lo veo llegar mis nervios se ponen a flor de piel, pero yo insisto, necesito un insecticida que extermine estos síntomas de enamoramiento fugaz de una buena vez. Igual admito que me gusta estar así e imaginarme la vida en color de rosas y demás, pero tampoco la pavada. Ilusionarme una vez esta bien, dos veces ya es bastante, pero siempre no esta bueno. A parte estas historias son contadas de la misma forma siempre, como un deja-vu: Lo conozco, me enamoro, y no lo vuelvo a ver. Y lo que yo realmente necesito es que se quede por una vez sólo eso pido, una vez.