Día 314
En una noche calurosa de pleno verano él estaba sentado al borde de una calle sin salida, esperando algo inexplicable de describir. No sentía miedo, ni siquiera estaba asustado, más bien, se sentía sólo, cómo vació, cómo dejado. Había pasado toda la tarde divirtiéndose, riendo y bromeando como era su costumbre, pero al caer el sol se vió contemplando y refugiado sobre aquellos recuerdos que nadie más podía conocer. Sentía como los meses se le iban de las manos y todo aquello que quería y amaba no podía mantener consigno atados por una cuerda, al menos no para siempre. Creo que su problema era preocuparse demasiado por casos sin remedio, querer reparar lo irreparable, anhelar volver él tiempo atrás. Y si era necesario y aún posible, construiría su propia máquina del tiempo sólo para repetir su mes favorito o alguna que otra circunstancia. Pero allí estaba yo, contemplándolo desde un lugar que no lo incomodara ni siquiera me viera. Quería ofrecerle un abrazo cálido y decirle que no está tan solo como piensa, que lo mejor es levantar la cabeza, juntar coraje y caminar con esperanzas.
Para J.I. Fuente de gran inspiración.