Día 320

Él se creía el centro de la existencia humana y no estaba tan equivocado, al menos era el centro de mi vida. Pero su estúpida arrogancia me hacía odiarlo tanto que sólo podía amarlo cada día más. Vivía rompiendo corazones a cuanta mujer se le acercaba pero lo que había hecho con el mio no tenía perdón, el muy desgraciado se lo guardo para su colección. Y cuánto más le rogaba que me lo devolviera sano y salvo, él le agregaba más candados. Así que se colgaba cada llave sobre su cuello solo para lucirlas frente a mi, y que yo muriera de masoquismo. Yo le di a elegir entre quedarse o marcharse de una vez y todavía estoy esperando su decisión.

Entradas populares de este blog

Dia 408