Día 334

Antes que se acabe el año me despido con nostalgia y alegría, de todo los buenos y malos momentos, aquellos que espero que queden en el olvido, que sólo sirvieron para contar una anécdota más o para rellenar una historia, así como me despido de los buenos tiempos, los que deseo con ansias repetir y que me llenen de emoción, sentimientos y mucho amor. Me despido también de todos aquellos que fueron y se fueron en este tiempo, que dejaron una huella en mi, un feo recuerdo tal vez o simplemente estuvieron para enseñarme algo valioso que quedara grabado para siempre. Los echaré de menos hasta que la vida nos vuelva a reencontrar y aquellos que ni se aparecieron, bueno... Por algo será. Me despido de un año único e irrepetible como una edición ilimitada, lleno de llantos, risas, besos, abrazos, enojos y gritos, tiempos de reflexión y de espera, eternas esperas, de divertirse un rato, de reunirse con viejos conocidos y de hacer nuevas amistades, sin olvidar a los amores, platónicos, pasajeros, y verdaderos. Espero no olvidarme de nada ni de nadie, espero haber agradecido más de lo suficiente, haberme disculpado cuándo fue necesario, y sobre todo, espero haber escrito mucho, pero mucho más de lo que tenía en mente y de lo que mi inspiración me permitía, tan sólo para no quedarme con las ganas. Antes que sea tarde, no brindaré por lo vivido, sino por el año que comienza, sea lo que sea, será. Así que ya saben... Quédense con el tenedor porque lo mejor está por venir.

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