Día 338
Cuándo empiezas una relación esperas que sea para siempre. De antemano planificas hasta las flores y los invitados de tu boda con esa persona, cuántos hijos quisieran tener y que tipo de sofá adornará su primera casa. Pero cuándo pasa el tiempo te das cuenta que esa persona no era lo que querías y aún así sigues estando, a pesar de las peleas y los enojos, los idas y venidas, pero estás, firme a su lado. Entonces te empiezas a preguntar qué es lo que realmente querés, y qué es lo que realmente quiere esa persona. Ahí es cuándo se abre el abanico de opciones mentales y le buscas una solución al problema antes de que te veas firmando una libreta de casamiento en el registro civil. Alguien más, esa siempre es la mejor alternativa, encontrar a alguien más y olvidarlo, pero para siempre. Lógicamente empiezan a parecer sin querer o queriendo otras personas, pero no los consideras como una opción en tu lista mental, y lo dejas pasar como pasa el tiempo. Estas segura que el día que llegue el ideal, algo extraño va pasar en el cielo o una seguidilla de pistas te van a conducir hacia él, por más absurdo que sea el juego. ¿Pero qué pasaría si esa persona que dejaste de lado antes y no la tomaste en serio, es justamente esa persona la que te iba cambiar la vida y el sentido de tu existencia? Cuándo te caen las fichas, literalmente te querés matar, como yo ahora.