Día 385
El regreso siempre es un acto de sentimientos encontrados, de querer volver sin tener motivaciones, de sonrojarse estúpidamente por pensar en quién estará esperando en la terminal, de no haber deseado terminar, mejor de quedarse un poquito más, es también de no saber que decir o de cómo volver a empezar una conversación después de miles de kilómetros; de pasar en limpio todo lo vivido, y de guardarse algunos detalles para uno solo; de ponerse al día con el tiempo traspapelado, de reabrir un viejo blog como si no hubiera pasado nada; de desempacar y decirle a alguien lo mucho que se lo extraño; de darse cuenta que el tiempo fue tan efímero que pareciera que el viaje sólo sucedió en el pensamiento.