Día 417

Que vuelvan los lentos.

Pero no esos refiriéndose a las baladas clásicas que todos quieren bailar a la luz de las velas. Me refiero a aquellos lentos para pensar, para tomarse una tarde libre, para guardar flores en los libros y congerlar su belleza entre las hojas. Que vuelvan esos lentos que eran sólo para escribir por placer, para sentarse a reflexionar sobre lo nostálgico que suena la lluvia al caer un domingo cualquiera, y a pasarse el día leyendo otras almas empedernidas que buscan cambiar el mundo solo con bonitas rimas. Añoro esos tiempos que no se que hacíamos sin celular, pero que la pasábamos bien. Se ve que aún no me resigno a la idea de que aquello se acabó para algunos y que la felicidad no es que desaparece, solo se transforma en otra cosa, atropellada por la modernidad y una falsa madurez que a todos nos llega.

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